La fe no se arrastra; se yergue;
La fe no se lamenta; testifica.
La fe no pide; da.
La fe no llora; canta.
La fe no atemoriza; infunde valor.
La fe no presagia males; disipa temores.
La fe no se arrincona; sale al campo de batalla.
La fe no siembra derrotismo; anuncia victoria.
Finalmente, J. Stam nos dice "Como cristianos proféticos, debemos contagiar al mundo de una fe y una esperanza que nunca se apagan".
¡Dios quiera que así sea !